Lunes 13.01.25
«Ma Rainey fue conocida por su poderosa voz y su energía»
Paco Espínola. Escritor y productor musical.
El autor granadino publica por primera vez la obra musical completa de la legendaria pionera del blues en un libro-pendrive.
JUANJE GARCÍA.
GRANADA. La cantante Ma Rainey es señalada como la madre del blues. Su excepcional y luchadora vida en la primera mitad
del siglo XX dio pie a una película con el mismo nombre, y ahora la editorial granadina Allanamiento de Mirada edita
un libro-pendrive con su biografía y, por primera vez, su obra musical completa técnicamente restaurada. Su autor, Paco Espínola, sitúa a esta extraordinaria mujer, como artista y personalidad, en el contexto segregacionista de la época.
P: En su gran libro «Blues de gas: enciclopedia de las mujeres y el blues» aparece “Ma” Rainey entre decenas de grandes mujeres del blues… ¿por qué se ha centrado en ella ahora?
R: Con “Ma” Rainey iniciamos una colección que pretende reivindicar exhaustivamente los fenómenos menos conocidos
de la historia del blues.
Cuando “Ma” comenzó profesionalmente, el blues era una música folclórica rural. Según le contó al folclorista John Wesley Work conoció el blues en 1902; en un pueblo de Misuri escuchó a una chica cantar una canción tan extraña y conmovedora
que la aprendió y la utilizó a menudo como biscon gran éxito. Cuando le preguntaron qué clase de canción era la llamó “blues”.
Literalmente, “Es tristeza”, una leyenda más sobre el origen de la denominación. O sea, ella conoció el blues antes incluso
de que W. C. Handy lo oyera en 1903. Si su relato es cierto, Rainey fue tanto la comadrona de la nueva música como su más importante y temprana defensora, adoptando el blues en su repertorio. Hay poco que no sea blues en los discos que empezó
a grabar veinte años más tarde.
Su derecho al título de «Madre del Blues» no se cuestionó, aunque la suya era una época en la que otras podrían reclamarlo: Lucille Bogan, Alberta Hunter, Trixie Smith o Lucille Hegamin. El blues clásico femenino (1920-1929) fue tiempo de dura competencia
por las numerosas mujeres con talento. Pero Rainey, además, fue una de las primeras cantantes de blues profesional en grabar acompañada con piano u orquesta de jazz. Era conocida, además, por su independencia y, en lo musical, por sus poderosas habilidades vocales, su energía, sus expresiones majestuosas y un estilo de “gemido” en su manera de cantar.
P: Recuerdo en una publicación sobre la historia del Blues en la que se decía que los hombres del blues, en general mucho
más conocidos que ellas, no hacían más que “imitar a las mujeres” ¿está de acuerdo?
R: En entrevistas que hice a B. B. King, Nina Simone, Johnny Winter, Rory Gallagher o Tom Waits planteé una pregunta similar.
La respuesta fue parecida: eran artistas inimitables. A B. B. King le pregunté:
“¿El blues es siempre una mujer?”. Me contestó con un rotundo “¡Yes!”. Lo cierto es que la valentía literaria de las mujeres superaba a la de los hombres. Y técnicamente no se quedaban atrás. La carrera de, por ejemplo, la cantante y guitarrista Memphis Minnie,
se prolongó durante más de 30 años y grabó unas 200 canciones, muchas autobiográficas y compuestas por ella. Su voz abarcaba un gran registro y tocaba la guitarra mejor que muchos músicos. Big Bill Broonzy, relató una competición entre ellos en un club;
el premio era una botella de whisky y otra de ginebra, y cada uno cantaría dos canciones. Minnie ganó.
Si los hombres gobernaron en el blues, fueron las cantantes negras como “Ma” Rainey, Mamie Smith, Bessie Smith y “Chippie” Hill, entre otras, quienes dieron a conocer el blues en Estados Unidos. Es decir, lo sacaron del Sur y lo introdujeron en las ciudades más cosmopolitas del Norte: Kansas City, Chicago y Nueva York.
Las cantantes ocuparon el centro de los escenarios de variedades negros que surgieron rápidamente en las grandes ciudades durante los años de prosperidad que siguieron a la I Guerra Mundial: especialmente en Chicago y Nueva York. Allí se abrieron docenas de clubs, restaurantes y cafés, dando oportunidades a futuros talentos.
P: En el caso de “Ma” introdujo mucha sexualidad en sus canciones… ¡De hecho hasta pasó una temporada en la cárcel
por sus experiencias!…
R: El blues de las mujeres era la historia de sus vidas, y las letras estaban escritas desde sus puntos de vista. “Sippie” Wallace cantó sobre sus adicciones al alcohol y las drogas; Ida Cox, la más poética, reveló su debilidad por el güisqui y el sexo; Alberta Hunter
se presentó como lesbiana; Bessie Tucker cantó sobre la vida en prisión. Son algunos de los numerosos ejemplos de sincera
y necesaria reivindicación artística y personal de muchos blues escritos y/o cantados por mujeres.
Bessie Smith, “Ma” Rainey y Victoria Spivey habían cantado acerca del asesinato, las drogas, la prostitución y otras actividades “antisociales” como elementos de poder e independencia en la vida de algunas mujeres. Bessie Smith en “Foolish Man Blues” habla de la “mujer hombruna”. En “Sissy Blues”, “Ma” Rainey se quejó de la infidelidad de su marido con un homosexual. “Shave ‘Em Dry” fue una canción que imprimió en 1924 y que Lucille Bogan grabó en 1935 en una versión sin censurar que se editó anónimamente y sigue siendo única entre los temas de blues grabados por su celebración de la sexualidad desinhibida
y su potencial para seguir sorprendiendo, si no escandalizando, a las veteranas de la revolución sexual. La canción era “tan sucia” que solo se podía vender clandestinamente y bajo seudónimo.
Aunque en la mayoría de las canciones con alusiones sexuales tratan de relaciones con hombres, algunas letras contienen referencias al lesbianismo, como es el caso de “Prove It on Me” de 1928 de “Ma” Rainey. El texto se refiere a su arresto en 1925
“por participar en una orgía en su casa con mujeres de su coro”, decía la sentencia. A menudo “Ma” refería sus encuentros sexuales con mujeres y asistía con frecuencia a las fiestas queer de la empresaria y mecenas A’Lelia Walker, hija de Madam C. J. Walker, la primera mujer millonaria hecha a sí misma en los Estados Unidos y una de las primeras millonarias afroamericanas.
La activista y académica Angela Davis señaló la canción como precursora “del movimiento cultural lésbico de la década de 1970, que comenzó a cristalizar en torno a la interpretación y grabación de canciones de afirmación de lesbianas”.
P: Y a pesar de haberse hecho rica y poseer varios teatros… en su partida de defunción figura la profesión de ‘ama de llaves’… ¿hasta ese extremo se llegaba?
R: El momento fundacional del Sufragismo surge en 1848 con la Declaración de Sentimientos de Seneca Falls, una pequeña parroquia de Nueva York. Este movimiento exigía el derecho a votar a las mujeres, abogando por el “sufragio igual” (por género)
y no por el actual “sufragio universal” (sin discriminación de razas), ya que éste, se consideró demasiado revolucionario.
En Estados Unidos, en 1920, las mujeres blancas ya podían votar, y en 1967 las mujeres negras. Y, dicen, pero es mentira,
que, en 1965, terminó legalmente la segregación racial.
En la segunda mitad del siglo XIX, la sociedad victoriana “relajó” las tareas de las mujeres. Aparte de hacer feliz a su marido, procrear y cuidar de la casa, ahora también podían tocar un instrumento. Aunque sólo piano, órgano y cuerda. Los de viento
y los tambores eran cosa de hombres.
Las mujeres tuvieron un sitio prominente en el blues desde sus inicios, aunque la mentalidad machista de empresarios y músicos trató de circunscribir su papel al de meras acompañantes vocales de los conjuntos masculinos. La razón quizá esté en las ideas victorianas vigentes en los inicios del blues. Los miedos puritanos a que hombres y mujeres trabajasen y realizasen largas giras juntos y actuasen en locales con horarios “poco respetables” limitaron el desarrollo artístico de la mujer en el blues. Así que era costumbre que las mujeres formaran bandas con miembros de su familia, hermanos o maridos, debido a la dificultad en ser aceptadas por los hombres en sus orquestas.
P: ¿Qué le ha parecido la película que se hizo sobre su peculiar vida?
R: Me gustó. El film «Ma Rainey’s Black Bottom» es el título de una canción suya que se traduce como “El negro culo
de Ma Rainey”, en español la titularon “La madre del Blues”. Se basa en una obra de teatro de August Wilson de 1982 y llevada
al cine en 2020. La produjo Denzel Washington y la interpretaron Viola Davis y el fantástico Chadwick Boseman. La película dramatiza una turbulenta sesión de grabación en Chicago en la década de 1920. Refleja destellos de la personalidad
de “Ma”, pero más que eso describe la lucha por la dignidad de los afroamericanos.
“Ma” aparece brevemente en Bessie (2015) protagonizada por Queen Latifah.
P: Reúne toda su discografía ahora, un proyecto ingente, y más remasterizarlas y limpiar archivos con más de un siglo
de existencia…
R: La diferencia principal entre Bessie Smith y “Ma” Rainey radica en cómo se registraron sus voces. Smith tuvo la suerte
de ponerse en manos de Frank Walker, un productor que la apoyaba, y grabar en Columbia Records, con un sistema de grabación muy moderno. En cambio, Rainey cayó en manos de Mayo Williams, un estafador, y grabó todas sus canciones en Paramount, subsidiaria de una empresa de muebles que descubrió con gran éxito que sus fonógrafos se vendían mejor regalando los discos
con la compra a través de catálogos de pedidos por correo. Las actuaciones eran multitudinarias.
Por desgracia, su poderosa voz nunca fue captada adecuadamente ya que Paramount era conocida por sus técnicas de grabación mediocres y la mala calidad de las lacas utilizadas en los discos.
Ahora, por primera vez, se publica la obra completa de “Ma” Rainey en un original formato: un pendrive con 94 blues restaurados y masterizados. Y en el libro, su biografía y las canciones traducidas al español.
Hasta hoy el máximo de temas fueron 87 recopilados en cuatro volúmenes por la fantástica serie Document, en mi recopilación son 94. En total 4 horas, 38 minutos y 49 segundos, para ser exactos.