Este libro de Seisdedos (Álvaro García) es un objeto extraño: una colección de cantes flamencos ilustrados. Pero más extraño aún es que nadie lo haya hecho antes: ¿cómo es posible que en el último siglo y medio ningún ilustrador hubiese trabajado sobre la inabarcable tradición poética del flamenco? Quizá este género de poesía popular y lumpen fue considerado indigno incluso de la ilustración, esa hija plebeya y bastarda de las Bellas Artes.